"Ahora estoy en Peñarol y tengo que gritar los goles, sea contra el equipo que sea", dijo Jonathan Urretaviscaya, explicando por qué había gritado con tanto entusiasmo los dos goles que le hizo al club donde se crió. "Si se molestaron es problema de ellos. No grité para ellos sino para que la gente de Peñarol festejara", agregó el futbolista que ayer cambió su tarea de generador de fútbol por la de goleador.
"Lo importante no es quien haga los goles, sino el triunfo y estamos trabajando bien para mantenernos en lo más alto", y reconoció que la segunda de sus conquistas fue la que más valoró. "Es lindo ganar en la hora, o faltando pocos minutos. Es algo que la hinchada disfruta mucho. Además, en ese momento se nos estaba haciendo muy dificil con un hombre de menos. Estamos demostrando que Peñarol está vivo, esta vez fue frente a un rival muy difícil y con un hombre de menos", finalizó Urretaviscaya quien le regaló su camiseta al preparador físico darsenero, profesor Mauricio Marchetti.
Sebastián Sosa fue el más abrazado cuando los aurinegros entraron al vestuario tras la importante victoria que lograron ante River. Es que ayer el arquero se rehabilitó con grandes atajadas. "Estoy contento porque el equipo sigue arriba y tranquilo porque pude tener alguna intervención importante", dijo Sosa.
"Si en el primer tiempo terminábamos con tres o cuatro goles de diferencia no había nada que decir, pero en el segundo tiempo las cosas cambiaron. La expulsión de Aguirregaray influyó porque ellos se agrandaron", analizó.
"Nunca imaginé que me iba a tirar el penal así. Tuvo mucha personalidad para hacerlo en un estadio casi lleno", admitió. "La pelota más difícil fue la última de `Petete` porque ya se terminaba el partido. Por suerte me pude quedar con ella", finalizó.
