¡Qué felicidad! Peñarol, perfecto campeón. El título se consiguió con personalidad y jugando al fútbol



Felices los que creyeron en Diego Aguirre, porque fue el técnico el responsable de armar el equipo que le pasó por arriba a todos.

Felices los que no mandaron al baúl de los recuerdos al formidable Antonio Pacheco, porque fue el "Tony" el gran delantero que tuvo el equipo aurinegro en esta campaña perfecta.

Felices los que se movieron en el mercado de pases para recuperar para el fútbol uruguayo a Jonathan Urretaviscaya, porque su velocidad fue decisiva para transformar partidos. Para armar descalabros en el fondo de varios rivales.

Felices los que entendieron que en el fútbol moderno no se gana metiendo la pesada, si no jugando mejor. Siendo el dueño de la pelota, atacando sin pausa.

Felices los que tienen sangre amarilla y negra, los que esperaron tanto tiempo por ver otra vez a un Peñarol poderoso. Los que aguantaron los duros momentos.

Felices los que se abrazan a la camiseta oro y carbón, porque ella otra vez llegó a la cima. Está en lo más alto. Con otra victoria más, en un Clausura que será memorable porque el día que festejó y levantó la copa llegó a 36 puntos sobre la misma cantidad de unidades disputadas.

Felices los que esperaron, los que confiaron. Felices los que siguieron alentando aunque Fénix, que llegó al partido con una gran campaña en sus alforjas, metió el primer gol.

A los cinco minutos, con el horror defensivo aurinegro notablemente aprovechado por Matías Mier, daba para pensar que se podía vivir una gran amargura.

Frente a un equipo que defendía con dos líneas de cuatro bien plantadas, y con jugadores de Peñarol demasiado perturbados por no poder llegar con comodidad hasta la zona quemante, un aire de preocupación invadió en el Centenario.

La calma llegó más rápido de lo que se presumía que podía pasar porque al equipo de Aguirre apenas le funcionaba bien las proyección del "Vasquito" Aguirregaray.

Pero el error de Fénix facilitó la tarea para que Martinuccio empatara el cotejo cuando iban 18 minutos de juego. Y ahí empezó otra historia. Más enchufado Urretaviscaya, más activo Gastón Ramírez, a Fénix le comenzó a llover el techo del área y también se le aflojaron los cimientos de las columnas.

De afuera del área y con un taponazo, Ramírez marcó su presencia y también la manera en la que se podía terminar con la acumulación de piernas para impedir el toque veloz y preciso de los aurinegros.

La muralla se desmoronó de inmediato al comienzo del segundo período con un impresionante gol de Urretaviscaya.

El 2-1 encendió las luces de la ilusión, que apenas perdieron un poquito de intensidad cuando el "Pato" Sosa vio la tarjeta roja o cuando Hernán Novick metió un tiro de esquina que por centímetros no fue gol olímpico.

Después, todo de Peñarol. Con Pacheco manejando los tiempos, con Orteman haciendo faltas tácticas para que Fénix no se viniera, con Guillermo Rodríguez cerrando por la izquierda y por la derecha, con el "Pollo" Olivera sumándose a la estrategia de dominar todas las alternativas de un partido para que la fiesta de la gente no tuviera otro fin.

Así terminaron todos felices. Aguirre por haber armado el equipo a su gusto, Pacheco por volver a levantar una copa un día antes de su cumpleaños, Darío Rodríguez por seguir integrando equipos que festejan títulos, Sebastián Sosa por haber demostrado que está en condiciones de defender el arco aurinegro. Los hinchas porque llenaron el Estadio y recibieron lo que esperaban. Los dirigentes porque valió la pena el esfuerzo.

Fue el día perfecto. Como la campaña.

Las cifras:
- 13 partidos ganó Peñarol en forma consecutiva: uno del Apertura y 12 del Clausura.
- 12 goles en contra suma Peñarol en el actual Torneo Clausura: recibió un tanto por partido.

Las estrellas:

Aguirregaray - En los peores momentos fue quien lideró el ataque. Sus incursiones abrieron grietas.
Urretaviscaya - Demoró en prenderse, pero volvió con todo a escena. Un golazo y participación activa en todo.