Lo que no se dijo de Nacional y Peñarol. Secretos



"OJ" quiso dar la cara y el "Tony" se recuperó con agua salada

Prohibido pasar. Dos palabras que se repiten en la semana previa a un clásico. Dos palabras que definen los trabajos de Nacional y Peñarol "a puertas cerradas", algo que pasó a ser moneda corriente en los grandes sea quien sea el entrenador de turno. ¿Qué esconden? ¿Qué ganan?

Muchos sostienen que los futbolistas se sienten más tranquilos, menos presionados y otros, que es una forma de trabajar mucho más aislada y más cercana de los técnicos.

Los días previos a esta primera final por el Campeonato Uruguayo no fueron la excepción.

Peñarol puso rumbo a Punta del Este para aislarse en Solanas. Allí, Diego Aguirre trabajó con su plantel a solas. La tranquilidad fue su mejor aliado. No sólo para repasar aspectos futbolísticos, sino para poder recuperar a dos jugadores que lo tenían preocupado: Antonio Pacheco y Gastón Ramírez.

"Nunca me sentí mejor, parece increíble, pero es así", le confió Pacheco a uno de los colaboradores del técnico en `Chihuahua`, una solitaria playa muy cerca de donde concentraban los aurinegros.

¿Cuál había sido el milagro? Baños en el agua salada. El capitán aurinegro caminó por la orilla y se recuperó de una lesión muscular que parecía dejarlo afuera del clásico.

Lo mismo aconteció con el juvenil Ramírez. Los dos se recuperaron con remedios caseros.

La misma tranquilidad que tuvieron los aurinegros, la vivieron los tricolores en Los Céspedes. Eduardo Acevedo evaluó y trabajó sin miradas indiscretas, lejos de la presión de todos los días.

"Eduardo, no vamos a Colonia", le comunicó `OJ` Morales al entrenador, después de una reunión mantenida con el plantel. "Y no es por el tema de los sueldos, queremos quedarnos acá en Montevideo para dar la cara con los hinchas. Lo del otro día en el Parque fue increíble: perdimos, quedamos eliminados y terminaron de pie aplaudiéndonos. Nos queremos quedar por la hinchada, hay que dar la cara", le dijo el capitán tricolor a su entrenador.

Las palabras de `OJ` fueron suficientes. Se dio marcha atrás a la decisión de ir a Colonia y se resolvió permanecer en Los Céspedes.

El laboratorio siguió como siempre. Probando con diferentes fórmulas, hasta dar con la buscada. "No quiero jugar de lateral derecho, no me siento cómodo ahí", le confesó Varela al técnico. Acevedo ni lo pensó: hubo cambio de roles y de posiciones. Pero lo de `Varelita` no es nuevo, es un tema por demás conocido que viene de mucho antes, cuando el propio Hugo De León quiso ubicarlo allí. "¡Si se le negó al Hugo!", afirmó una fuente...

Lo cierto es que aún a puertas cerradas, fue muy difícil guardar algunos secretos clásicos.
Medias amarillas de un lado, y el equipo blanco del otro

Infinidad de cábalas se han conocido a lo largo de la historia. No son producto de la modernidad, vienen desde las primeras épocas del profesionalismo, cuando los jugadores daban sus primeros pasos en un régimen mucho más exigente y más competitivo. Medallas, camisetas, ropa interior, estampitas, las mismas rutinas, los mismos dichos, los saludos repetidos, en fin... miles de cábalas que reforzaron la fe, algún día fueron desechadas.

Hoy, tanto en Nacional como en Peñarol parecen repetirse. Desde hace muchos años, en filas tricolores se resolvió jugar los partidos clásicos con el uniforme blanco de pies a cabeza. Dicen que fue Hugo De León el que lo impuso en el Uruguayo de 1998.

Lo mismo acontece en los aurinegros con la medias amarillas. De aquel equipo ganador del `82 ha pasado mucho tiempo. Pero volvieron a verse en este campeón del Clausura 2010.