Entrevista al El "Tito" Néstor Goncalvez tras el aniversario N° 45 de la 2da Copa Intercontinental







El miércoles pasado se cumplieron 45 años del partido que Peñarol le ganó a Real Madrid por 2 a 0 en el propio estadio Santiago Bernabéu obteniendo así su segunda Copa Intercontinental.

Sin embargo, esta vez el aniversario pasó inadvertido para Néstor Goncalvez, el capitán de aquel inolvidable equipo de 1966. "Será porque entre tantos festejos por los 120 años, nadie se acordó. Pienso que fue eso", dijo "Tito" en Las Acacias donde sigue trabajando porque se resiste a jubilarse.

"Creo que los jubilados molestan. Si tienen salud, ¿qué hacen? De repente van al negocio de un amigo a charlar, pero el amigo tiene que atender. Y las conversaciones quedan todas inconclusas. Por eso sigo trabajando. Además, esta es mi casa, me gusta venir todos los días. Hace 54 años que me levanto pensando en Peñarol. Mis amigos son todos de Peñarol. Hasta mis hijos son gracias a Peñarol. Es mi casa, mi sentimiento. No hay un día en que me despierte sin Peñarol", explicó.

Lleva 54 años en el club, y 22 en Las Acacias. "Tengo una parte importante de los 120 años, ¿no?", preguntó sonriendo "Acá en Las Acacias discuto, carajeo, rezongo un poco. A veces con los muchachitos, porque están difíciles", agregó.

REAL MADRID. "A veces hablo con los compañeros que van quedando y me parece que fue ayer. Para mí no es cierto que los años borren las cosas, al contrario. Me acuerdo tanto de las victorias como de los tragos amargos. Perdí varias Copas Américas y me acuerdo que me escondía", rememoró.

"En aquella final con Real Madrid, yo ya llevaba unos cuantos años en Peñarol. Era mi décima temporada y tenía bastante experiencia. Había pasado por una cantidad de situaciones. Empecé a disfrutarla ya en el desayuno, cuando vi la seguridad, la firmeza de los compañeros. A mí me gustaba mucho la psicología. Estudiar el porqué de las cosas. Y vi que todo estaba bien. Y luego en el vestuario había alegría y se hablaba fuerte. Nadie se escondía", relató.

"Ver aquel estadio que nos subestimaba. Que se creía superior. Si no estabas bien no era fácil el Chamartín. Si no tenías dos respaldos como el `profe` Langlade y Máspoli, era bravo. Eran como dos padres que se mostraban firmes ante los botijas. El susto y el miedo existen, pero hay que saber disimularlo y esos dos hombres eran sensacionales".

"Tito" reconoció que cuando salieron a la cancha el estadio y el entorno los impresionó, pero se hablaron entre ellos diciéndose que podían ganar. "El rico nunca sintió hambre ni frío. Nosotros sí, vamos a correr para sacarnos el frío y a ganar para comprar buen alimento, nos dijimos. Parecíamos locos. Pero siempre tiene que haber un audaz, un atrevido".

CABARET. Después de la victoria aurinegra, 50.000 almas molestas y enojadas se les vinieron arriba. "Estaban con mucha bronca. Les costaba aceptar que un cuadro sudamericano les hubiese ganado y con tanta claridad. Cuando dimos la vuelta olímpica había entrado mucha gente a la cancha y nos daban patadas. Estaban muy doloridos. Para ellos era difícil que un pobre sudaca les hubiera arrebatado lo que creían suyo", reflexionó.

Esa noche, mientras el plantel festejaba en el hotel, el "Tito" y Alberto Spencer se fueron solos a un cabaret madrileño. "Había mucha gente en el hotel. Muchos discursos y me sentía ahogado. Quería festejar en la intimidad. Se lo dije a Guelfi y me contestó que bueno, pero que saliéramos disimulados. Para peor yo era el capitán y estaba sentado a su lado. Esa victoria fue una de las felicidades más grandes de mi vida. Sentir que uno cumplió y que alimentó el espíritu de la gente que estaba acá, esperando el resultado. Eso lo más grande", admitió.

siete. El "Tito" que defendió tantas veces la camiseta de la selección uruguaya, buscó explicación para el cuarto puesto que los actuales celestes lograron en el Mundial de Sudáfrica, y para el título que obtuvieron en la Copa América. "Voy a decir una cosa que puede caer muy mal. Uruguay logró lo que logró por siete audaces que hay en el equipo. No preciso dar nombres, porque todos los saben. No son los mediáticos, los que salen a la prensa. Hay algunos que ven una heladera y hacen pose porque se creen que es un fotógrafo. Pero hay siete que se juntaron, que nacieron justo para integrar la selección en la misma época. Que no tienen miedo, que sienten vergüenza. Ellos están bancando al fútbol uruguayo", enfatizó.

"Siempre fue así en los grandes triunfos del fútbol uruguayo. Se da. Un día nacieron y se juntaron Castro, Ciocca, Atilio, Porta y Zapirain en Nacional. O Ghiggia, Hoberg, Miguez, Schiaffino y Vidal. O Abbadie, Rocha, Spencer, Cortes y Joya. Es muy difícil conseguir esa gente. Y ahora se dio en la selección. Eso acompañado por el bajo nivel del fútbol mundial. Por ejemplo, no encuentro una explicación para la caída del fútbol argentino. Y lo mismo pasa en Brasil. Me sorprendo. Ayer estaba mirando un partido y apagué. Y eso que a mí me encanta mirar fútbol de todos lados. Pero no hay creatividad. No hay un caño. Nada".
A Veloso lo mandó a trabajar

Por Las Acacias han pasado muchas generaciones. Algunos, ya hombres, se encuentran con Goncalvez y le agradecen por haberles aconsejado que agarraran para el trabajo o el estudio.

"Me pasó con el doctor Veloso, el del control antidopaje. Cuando acá hubo aquel problema con la creatina famosa estuve en una reunión con él y me presenté. "Ahora te presentás, después que me echaste de Peñarol", me dijo. Ahí me acordé. "¡Aaahh, eras aquel punterito al que yo le pedía que se cortara el pelo!; y como jugabas muy poco te mandé a trabajar. Mirá, ahora dónde estás, todos están pendientes de vos", contó.

No le preocupa que le digan anticuado cuando le llama la atención a los que llegan con piercings en la cara. "Los muchachos están en otro mundo. Creo que hay que ser un poco más exigente. Después te lo agradecen, ellos y los padres. Hoy hay padres que se esconden cuando el hijo llega en copas a las 7 de la mañana. No es fácil llamarle la atención a los hijos. Yo lo tuve que hacer, aunque fueron pocas veces. Los ponía en penitencia, encerrados en el cuarto con un timbre para cuando tuvieran que salir al baño o tuvieran sed. Uno o dos días. No iban ni a la escuela ni nada. Y hoy me lo agradecen".

Selección: "Logró lo que logró por siete audaces que hay en el equipo. No son los mediáticos. Son los que no tienen miedo, los que sienten vergüenza".

Pelé: "Nos encontramos muchas veces. Cuando hizo el gol 1001 le dije que yo ya llevaba 14. Que en cualquier momento lo alcanzaba".

Amigos: "Por suerte el fútbol me ha dado muchos. De los que están, Abbadie y Maidana, y de los que ya se fueron, Spencer y Caetano".

Copa: "Peñarol llegó a la final porque nadie daba nada por ellos. Eso es bien de los uruguayos; y llegaron a un lugar que era casi imposible".