La fecha 9 del Clausura en el Domingo Burgueño Miguel Maldonado en dos colores











La novena fecha del Clausura llevó el fútbol al Domingo Burgueño Miguel y los hinchas disfrutaron de una buena tarde de fútbol.

Marcelo Zalayeta movió pasándole la pelota al “Japo” Rodríguez. Era la primera jugada del partido y las tribunas del estadio Domingo Burgueño Miguel, se vinieron abajo. No había pasado nada pero los “manyas” deliraban junto a su equipo. Los fernandinos que disfrutaban de ver al club de sus amores en casa y los que acompañaron al equipo de Pablo Bengoechea desde Montevideo ilusionados con seguir en la punta del torneo. Por eso los globos amarillos que le dieron la bienvenida al equipo volando hacia el cielo.

Por esa razón es que Maldonado fue una fiesta de dos colores, independientemente del resultado final, y los carboneros se sintieron locales en el estadio fernandino.

Eso sucedió al punto que cuando el “Japo” le tiró una masita a Martín Barlocco -que volvía ayer al arco de Atenas tras la lesión que sufrió en la mano en la tercera fecha del torneo-, los hinchas festejaron como locos.
A Atenas le cuesta sentirse local en la capital fernandina. Y prueba de ello es que el técnico Edgardo Arias prefiere utilizar el vestuario visitante del Campus y no el del local.

El equipo fernandino quiere ser local en San Carlos y para eso está preparando su estadio. Ya se colocaron los alambrados perimetrales, se pintaron las tribunas y se reformaron los vestuarios, explicaron a Ovación.

La idea de los dirigentes carolinos es jugar allí dentro de 15 días, cuando reciban a Juventud de Las Piedras, por la undécima fecha del Torneo Clausura.

El partido transcurrió con los hinchas vibrando con cada jugada como si fuera la final del mundo y recordándole a los futbolistas que “¡no podemos perdeeer!”. El estadio sólo enmudeció cuando Urretaviscaya chocó con Barlocco y los aurinegros temieron que volviera a lesionarse, y cuando Rafael Acosta anotó el gol de Atenas al principio del segundo tiempo.
Pero llegó el empate de “Urreta” y los carboneros renovaron la ilusión. Volvieron a cantar y a impulsar al equipo hacia la victoria. La seguridad estuvo muy bien organizada y Maldonado fue una fiesta por la presencia de Peñarol y una multitud que animó desde las tribunas. Sólo faltó lo principal: el triunfo.