La prueba del nueve. Peñarol reescribió su historia, pese al acecho de los fantasmas



El fútbol tiene estas cosas; singulares, casuales. Peñarol, que había ganado los 8 primeros partidos de corrido del Torneo Clausura, enfrentó a Rampla, que en 1936 y 1949, le impidió -justamente- sumar su novena victoria al hilo desde el comienzo del Uruguayo.

El fútbol tiene estas cosas, entonces; singulares, casuales. Porque Peñarol ganó e inscribió un registro único en su historia, ya que ningún equipo aurinegro logró antes lo que consiguió el cuadro dirigido por Diego Aguirre en lo que va de la segunda parte de la temporada. Sin embargo, los fantasmas de que a Peñarol le pudiera pasar lo que le pasó en el 36 y en el 49, rondaron ayer en el Centenario.

Las sábanas -imaginarias, pero agitándose en el ámbito del estadio- no fueron casuales. En el primer tiempo, las hizo flamear Rampla, que jugó con tres zagueros, cinco volantes, un enganche y dos atacantes que, por pasajes -en las pocas veces que Peñarol logró llegar a los últimos metros de la cancha- se transformaron (con el retraso de Perujo y Lapolla a los flancos de la retaguardia) en una línea de cinco zagueros recostados sobre su área.

De esa forma, Rampla frenó a Peñarol en los laterales del mediocampo, donde Ramírez lució impreciso y Urretaviscaya fue liviano, y cuando el elenco aurinegro logró pasar ese "piquete", poniendo en acción a Martinuccio, un poco más adelante se topó con "la otra" muralla.

El resultado parcial "se abrió" con el gol en contra de Moiraghi y pareció que se abriría aun más, y definitivamente, cuando Ramírez -con otro cabezazo- amplió la ventaja antes del cuarto de hora inicial de la segunda parte.

Hasta ahí, la virtud de Peñarol había sido la paciencia, porque había tocado, había hecho circular la pelota sin desesperarse por rebotar ante un rival que no lo había contragolpeado; pero, perdiendo 2-0, Rampla se estiró, llegó y, en un trámite más de ida y vuelta que antes, con un cabezazo de Guevara se puso un gol abajo, en medio de varias tapadas de Sosa que fueron claves.

Al final, Peñarol salvó la prueba del 9: ganó y removió su historia con un triunfo que también ahuyentó a los fantasmas.