"Mi presencia da tranquilidad en todos los ámbitos del club" dijo Diego Aguirre en entrevista con Ovación.
"Vení, pasá". La incertidumbre fue larga: que el técnico se iba o se quedaba; y cuando se despejó, pasó como en este mediodía de Los Aromos en una jornada de doble horario: las cámaras y los grabadores están en la Copa América. Los jugadores duermen la siesta. La soledad y dos platos de ravioles con pollo, entonces, propician el tipo de diálogo que requiere la curiosidad de por qué el entrenador sigue en Peñarol tras haber desechado una oferta millonaria en dólares desde Arabia.
-¿Por qué se quedó, al fin y al cabo?
-Por muchas cosas.
-¿Por ejemplo?
-No quería interrumpir este trabajo que estamos haciendo en Peñarol, que va más allá de que nos haya ido muy bien en la Copa. Muchas cosas que quiero aportar, que quiero hacer en el club, y en las que entiendo que estoy a mitad de camino. No mido sólo el hecho deportivo, si perdemos o ganamos; no sé lo que va a pasar, porque perder vamos a perder, aunque eso es otra historia.
-¿Entonces?
-Creo que mi presencia en el club da una tranquilidad y así se siguen consolidando cosas que entiendo que Peñarol está mejorando y a las que yo puedo aportar algo; y hablo de todos los ámbitos.
-Por ejemplo, ¿cuáles?
-Todos, desde la campaña de socios hasta si sale o no el proyecto del estadio, todas cosas para las cuales, lo pienso y los dirigentes me lo hicieron saber, mi continuidad es importante.
-¿Quién influyó más en su decisión de no aceptar el contrato millonario en dólares de Arabia? ¿Damiani? ¿Su señora? ¿Sus hijos? ¿Sus padres?
-Entre todos… vamos a ser sinceros: no tuve la oferta perfecta.
-¿En qué sentido?
-La oferta perfecta, para mí, la que tuviera un equilibrio entre lo deportivo y lo económico; y acá (Arabia) era muy buena en lo económico y cero en lo deportivo. Ganar o perder es lo mismo, como que no te aporta demasiado.
-Eso fue la clave.
-Una pata; la otra es el tema familiar: me tenía que ir solo y tengo a mis hijos chicos: 4, 11 y 14 años.
-Tampoco aceptó ir al Atlético Paranaense, a un fútbol cotizado como el brasileño; ¿cuál hubiese sido la oferta perfecta, entonces?
-Y… por ejemplo, si hubiera venido el Sao Paulo. O Inter, o Gremio, que en algún momento también hubo posibilidades. O un equipo grande de Argentina; pero no se dio así. El Paranaense tenía muchos riesgos deportivos, la prueba está que va último; y yo no conocía el medio como para llegar y darlo vuelta rápido. Brasil es muy cruel: perdés tres partidos y chau, y allá tres partidos se juegan en una semana. Tenía muchos riesgos; me pareció que enseguida de haber jugado una final de la Libertadores, eran demasiados. En este momento no me cerraba.
-En resumidas cuentas, ¿estuvo cerca de irse?
-Sí, en un momento, sí; me decía: `Me tengo que ir, lo tengo que hacer`; pero después tuvimos una charla con Juan Pedro (Damiani), con Osvaldo (Giménez), con los demás dirigentes, y… bueno, había cantidad de cosas que me decían que no era el momento. La decisión no fue fácil; pero como entrenador todavía soy joven, va a haber tiempo para otras etapas.
-Pero habiendo sido finalista de la Copa, difícil que vaya a tener un momento de cotización mayor que éste.
-Sí, pero no me hago rehén de eso. Si no, no hubiera arreglado. Entonces, ¿qué? ¿Tengo que ser campeón de América en la próxima Copa? No me pongo esa mochila, porque es injusto, no puede ser así.
-La apuesta ahora, entonces, ¿cuál es?
-Hacer las cosas bien, no me condiciono a hacer una supercampaña. Te repito: el club está en un momento de consolidar muchas cosas y siento que puedo sumar desde muchos lados para que Peñarol se siga consolidando.
-Parece un acto de amor al club, pero no lírico; porque se sabe que hizo una fuerte apuesta económica a los resultados.
-Mmm… sí, sí, no fue lírico, porque lo mío fue a conciencia y Peñarol también hizo un esfuerzo para retenerme. Hubo cantidad de cosas que me hicieron quedar y te confieso: cuando tomé la decisión, al otro día sentí una gran tranquilidad espiritual. Me saqué una mochila de encima.
-¿Cómo apuesta a los premios fuertes por resultados si no se siente rehén de hacer una supercampaña? ¿Cuál es la meta, al fin y al cabo?
-Primero ganar el Apertura y después quiero la revancha de la Copa. Es dificilísimo, pero hay que empezar por instaurar de vuelta esa mentalidad en Peñarol: ¿Copa? Bueno, vamos… a tratar de pelearla. Como era antes: se perdía una, y… vamos a la próxima; porque te digo una cosa: nosotros disfrutamos, pero lo que yo vi disfrutar a la gente, esa lágrimas, esos llantos, la cantidad de veces que los hinchas me dijeron `¡gracias!`, eso no se paga con nada. Fue muy emocionante.
-¿Se manejó la posibilidad de que Ud. tuviera participación en las ventas de los jugadores?
-Sí, pero lo dejamos.
-¿Por qué?
-Entreveraba la cosa. Hubo alguna idea a futuro, a las ganancias del club, pero yo no me quería meter en ese tema: en los ingresos por socios, por entradas… entonces, estamos con un arreglo bueno, que fue lo que me permitió decir: ya está, dejo lo otro de lado, renuncio a mucho dinero, pero me quedo en mi casa, donde tengo todas las razones que dije para quedarme.
-¿Cómo fue volver a empezar otra temporada? ¿Es lo mismo que antes?
-Nooo… cuesta, después de andar a 150, cuesta poner de nuevo la cachila en movimiento. Estos primeros días está costando, pero es humano.
-¿Hay algo que no hizo y ahora quiere hacer?
-Quiero un Peñarol mejor en todo, quiero ayudar más, alinearme más con Juan Pedro, con los demás dirigentes, con Osvaldo; porque está claro que si no funciona lo deportivo, el resto está tecleando. Por eso hay que trabajar más que nunca. Peñarol todavía está en riesgo, por lo de la Copa no podemos creernos nada. Las cosas que no funcionan hay que mejorarlas.
-¿Cuáles?
-Hay algo que la otra vez me decía Juan Pedro: los cambios en las empresas se hacen ganando; cuando va bien, cuando hay superávit, y Peñarol hoy está en condiciones, porque tiene la tranquilidad que no tenía antes.
-¿Eso incluye una mayor participación suya en el proceso de las divisiones formativas, que en Peñarol se desarrolle un proyecto como el de Tabárez en las selecciones nacionales?
-Sí, la intención es esa. Hay decisiones a tomar, cosas que se van resolver, pero quiero que mi participación sea más directa. Yo tuve la suerte de ser parte de ese proyecto tan lindo de las selecciones, que me enseñó muchas cosas, y creo que es perfectamente aplicable a Peñarol. Quiero que haya más interrelación y comunicación entre las áreas; que haya un ida y vuelta. Son cosas a mejorar, que la inestabilidad del equipo no permitía mejorarlas. ¿Cómo las ibas a mejorar si estaba la urgencia de ganar el domingo? ¿Cambiando tres técnicos por año?
Selección.
"Parece que Nicolás (Freitas) se va a quedar; ,y si se queda, se va afianzar aún más. Para mí, es un jugador de selección; sí, sí, de selección..."
Pacheco.
"Lo del `Tony" no dependía sólo de mí, también de los dirigentes, y de él... no era un tema de una sola pata, sino que tenía tres patas".
Nacional.
"Gallardo me impresionó muy bien, lo oí y tiene conceptos claros. Me sorprendió lo de Lembo, porque Alejandro no está bien... está salvado".